Aunque pasaron los años, y una ya se va haciendo más mayor, las casas de muñecas me seguían gustando cada vez más. Por lo que, en 1999, les pedí a mis padres que me regalaran una casa de muñecas "buena", "de verdad", "de las que no son de niños pequeños", "de las que no se juega con ellas”, sinó “de las que se disfruta haciéndolas". Y así fue. Deseo concedido.
Y no me regalaron una pequeñita ehh sinó la más grande. ¡Fantástica era y es! Todavía hoy me encanta y me sigue fascinando. Además mi padre instaló un sistema de electricidad y tiene luz toda la casa (en la oscuridad y con las luces abiertas parece de película jejeje). Aquí os pongo fotos de la casa vista de frente y entera. Próximamente os iré mosatrando sala a sala y contando todos los detalles. Espero que os guste.
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